“… De hecho, La Doce era uno de los “focos rojos” de la zona. Por su falta de alumbrado y el abandono en que estaba, fungía como ring de pelea para las tres secundarias cercanas por las tardes y como punto de concentración para la venta, compra y consumo de drogas por las noches.
Hoy es un espacio recreativo en forma que incluye la cancha, equipos de gimnasio y talleres de ajedrez. Pero más allá de esto, La Doce se ha convertido en un emblema de la región y en un modelo que podría replicarse en otros espacios públicos del municipio.”