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Entre el tiempo y el espacio, buscando un mundo mejor

Fernanda Escárcega Ch.

 

Cada año la organización de la Design Week elige un tema para el evento. Como el del 2022 –“Between Space and Time”–, estos generalmente están asociados a problemáticas sociales y ecológicas que se encuentren en los debates y agendas internacionales del momento. Parafraseando un poco lo que se dice en sus propias comunicaciones, la semana está dedicada al arte, al diseño y a promover las colaboraciones entre diseñadores consolidados y emergentes, para generar proyectos innovadores que influyan en las formas y conceptos de la industria del diseño. Desde ahí se elige.

 

“Entre el Espacio y el Tiempo”, que deriva en “diseñando el presente, decidiendo el futuro”, es un tema que surge del manifiesto del programa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), donde se dijo que solo planenado cada acción de manera consciente podremos pensar en el futuro. Así, la invitación del evento fue a reflexionar –como imagino que sucede cada año– sobre los cambios que están sucediendo en el mundo y a mirar hacia las metas de sustentabilidad establecidas.

 

Transformación urbana, economía circular, propagación de energías renovables, nuevos materiales, optimización de procesos a través de los últimos desarrollos tecnológicos. Idealmente, DW ofrece la oportunidad de dialogar sobre las grandes problemáticas del mundo. Idealmente, ofrece a diseñadores, marcas, instituciones, universidades y visitantes el espacio para preguntarse cómo podría hacerse el cambio a través del diseño y la producción.

En discurso, la Semana del Diseño se plantea como un evento que está comprometido con la situación ecológica y social. Sin embargo, como en todo aplica, del dicho al hecho hay una gran distancia y, en el caso de esta feria internacional, el trecho se vuelve ambiguo y, en ocasiones, alcanza una dimensión desvergonzada.

Basta con dar tres ejemplos de la edición 2022 para ilustrar a qué me refiero.

Uno: La Triennale Milano

Fundada en 1923, la Triennale es una institución-museo dedicada al diseño, arquitectura y cultura contemporánea que funge como una de las sedes más serias de la DW. Este año, además rescatar la espectacular figura de Ettore Sottsass, albergó una interesantísima exposición sobre el estado actual del mundo.

Inventory of life reunió cuatro instalaciones del diseñador Mathieu Lehanneur, quien, motivado por la pandemia mundial y el reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, trabajó sobre el estado actual de los océanos, la estructura etaria y el suicidio en diferentes países, para presentar sus reflexiones sobre la fragilidad y la transitoriedad de la vida.

 

Hasta ahí, todo bien. Lo ambiguo aparece cuando mencionamos las dos exposiciones, puramente comerciales, que acompañaron Inventory of life.

Al inicio de la sala, estaba Forest Tales, presentada por the American Hardwood Export Council, asociación internacional de comercio de la industria de madera de frondosas estadounidenses. Ésta, curada por la arquitecta Azusa Murakami y el artista Alexander Groves, reune una colección de mobiliario diseñado durante la pandemia y realizado con tres maderas duras que, aunque se explica como una “muestra de creatividad y argumento contra el despericio en el diseño”, se reduce a promover la compra del material “sostenible”.

Al final de la sala, se encontraba The Twist: cultural and emotional crossings, otra colección de muebles. Ésta, trabajo de los hermanos Bouroullec y el duo GamFratesi, consistía en sillas y mesas, con las que se lanzó KOYORI, nueva marca de diseño japonesa que describe sus productos como propios de una vida sofisticada que materializa el distintivo de la estética de aquel país.

Dos: Rossana Orlandi

La galería de Rossana Orlandi, desde 2002, se ha posicionado como uno de los sitios donde el arte se vuelve diseño y el diseño arte y, en ambas direcciones, el objeto toma forma. Cada año la galería reune nombres de todo el mundo y, como la Semana de diseño, cada año establece un tema y organiza eventos propios.

Para 2022, la exposición general fue titulada Collectible. De ella, dos rasgos resultaron especialmente sobresalientes: la intención de aparentar lo que no es y una expresión barroca actualizada. Del primero, que podría entenderse también como una exploración material, cuentan los casos de Alessandro Ciffo (@alessandrociffosilicone), que trabaja silicón a modo de vidrio; Sergio Roger (@sergioroger), que confecciona esculturas clásicas en tela, Studio By Color (@Studio_bycolor), con sus hojas vegetales en plástico; o Justino del Casar (@alessandrociffosilicone), quien ha creado una colección de piezas de papel reciclado que se perciben increíblemente labradas en piedra.

La expresión barroca llama la atención como una forma de retomar las tradiciones estéticas, de incorporarla a las temáticas pop y, al mismo tiempo, quizás, a las reflexiones sobre la sobre producción del mundo consumista. Dos ejemplos de ello podríamos encontrarlos en los collage de Emanuela Crotti (@manucrotti) y en las vasijas y candelabros de Diederik Schneemann (@diederik.schneemann).

 

 

Ahora, al tiempo que Collectible sucedía en la galería, en un parque y un edificio cercanos se exhibían las piezas resultantes de la convocatoria Guiltlessplastic. Ésta es una iniciativa de Orlandi que busca “comprometer a los diseñadores y comunidades creativas a dar nueva vida al desperdicio plástico y otro tipo de desechos a través de la exploración de infinitas posibilidades de su transformación”. Con decenas de proyectos expuestos alrededor de las categorías Diseño público y urbano, Social Media educacional y Proyectos de innovación y tecnología, Guiltlessplastic parece tener poca trascendencia en términos de visitantes y, en mi opinión, no trasciende la idea de un mundo productor: productor cosas que producen desperdicios con los que se producen, como solución, aun más productos. Esta exposición se siente, de algún modo, más como una apología del plástico que como una búsqueda de un cambio de fondo.

Tres: Alcova

Alcova es una plataforma de diseño independiente desarrollada por Valentina Ciuffi y Joseph Grima. Ésta opera como una red itinerante de espacios de exhibición, instalación y performance y tiene el atractivo de activar locaciones importantes para la ciudad. En 2022, la exposición tuvo lugar en el imponente Centro Ospedaliero Militare, que, hasta el año pasado había permanecido inaccesible para el público general.

Una vez más, esta organización clama reunir “una muestra integral e inspiradora del cambiante mundo del diseño, intercalando talentos emergentes y figuras internacionales, que ofrezcan exploraciones en los campos de tecnología, materiales, producción sustentable, prácticas sociales”, etcétera, etcétera, etcétera.

Entre las exhibiciones –de perfil “alternativo” pero claramente comerciales– puedo mencionar Unique: diseño de modas inclusivo, de la Umprum Academy (Arte, Arquitectura y Diseño) en Praga, la cual plantea la necesidad de pensar a los humanos como seres únicos tanto psicológica como físicamente, sobre todo en un mundo altamente consumista.

Luego, muy en la misma línea de Guiltlessplastic, la Academia Muthesius de Kiel presentó Big Air, selección de diez piezas inflables –todas de plástico (reciclado)– que iban de lo conceptual a lo funcional, explorando el aire como material central en una isla modular, una lámpara, robots, una maleta transparente, una silla y otros tantos.

Finalmente, mientras por la mayoría de los espacios se encontraron pequeñas propuestas  y algunos discursos de conciencia ecológica, política y social, en uno de los edificios más grandes se presentó Monumental Wonders, colaboración de la marca Solid Nature, el despacho OMA y Sabine Marcelis.

Un enorme arco iluminado en piedras de colores; un baño-lavabo-tina en onix rosa y un set de gigantescos muebles de mármol. La marca, con oficinas en Holanda e Inglaterra, resulta ser la cara comercial de una empresa que extrae, importa, instala, diseña y esculpe piedras de lujo. Sea marmol, onix, travertino, cuarcita, granito y otras semipreciosas, de cualquier parte del mundo, Solid Nature presume la venta de más de 600 variedades de piedras la mejor calidad.

Con ese nivel de intervención en la Tierra, con un empeño mantener la lógica de producción y con los intereses comerciales jugando a la conciencia socioambiental, ¿qué tan viable es imaginar un mundo mejor?

 

 

Fuentes

 

[1] https://www.umprum.cz/web/en/umprum/unique-client-at-milano-design-week-2022-12792

 

[2] https://alcova.xyz

 

[3] https://triennale.org

 

[4] https://www.rossanaorlandi.com

 

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