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Sergio Campos Espinosa de los Monteros

 

El desarrollo y planeación del área urbana es una tarea multidisciplinaria donde participa la arquitectura, el urbanismo, la ingeniería, entre muchas otras; no obstante, pocas veces se toman en cuenta el punto de vista de disciplinas en el área de la salud o de las ciencias sociales, como la psicología ambiental. Lamentablemente esta exclusión para la planeación de las ciudades ha llevado a cometer muchos desaciertos que impactan el bienestar humano, mejores prácticas para el desarrollo de las urbes donde se incluya el punto de vista de los ciudadanos conduce a una mejor relación con el ambiente que habitamos.

Es común, que cuando se desarrolla un proyecto desde la perspectiva arquitectónico-urbanista se consideren variables como: la durabilidad, la seguridad, las cuestiones estructurales, los aspectos estéticos, las vías de transporte, el uso de suelo, el presupuesto, el suelo, entre muchas otras cosas; y si, estos aspectos son parte fundamental para el desarrollo del proyecto. Por otro lado, también es común que se olvide el factor humano y el impacto que puede tener la modificación del ambiente para su salud y bienestar. Algunos estudios como el realizado por Handy, Boarnet, Ewing, y Killinsworth en 2002 muestran como la configuración espacial tiene influencia en la actividad fisica que realizan las personas, lo que claramente tiene un impacto en la salud. Estos autores plantean que cuando se disponen de los elementos ambientales para realizar determinada actividad física, como caminar, es más probable que esta actividad se lleve a cabo.

Gimnasios al aire libre

Sin embargo, la mayoría de las ciudades se han desarrollado en torno al automóvil; Nueva York, Los Ángeles, Ciudad de México y Daca son algunos ejemplos, de los muchos que se tienen sobre ciudades basadas en el automóvil (Dalsgaard, 2012). Si el ambiente esta diseñado para manejar un coche, es menos probable que las personas salgan a realizar actividades que beneficien su salud, como hacer ejercicio. Según datos del INEGI, la población mexicana es de aproximadamente 128 millones de habitantes, y de un poco más de 50 millones de autos en circulación, contando transporte de carga y público (INEGI, 2020); es decir, más del 50% de la población en México no posee un automóvil. En la ciudad de Daca, durante un tiempo se realizaron protestas contra el gobierno porque este solicitaba préstamos a instancias internacionales para construir autopistas, endeudaba a la población, pero el 80% de los habitantes no tenían un automóvil (Dalsgaard, 2012). En otras palabras, usualmente el ambiente esta planeado para el beneficio de unos cuantos.

Protestas en Daca.

La naturaleza del humano es social, y participar en actividades de esta índole, pasiva o activamente, es fundamental para el bienestar de las personas.

Pero, el modelo de ciudad occidental poco ayuda a que el humano socialice, los altos edificios, la velocidad de tránsito, el ruido vehicular y la poca transitabilidad de las calles aunado a la incorporación de la tecnología, son barreras que limitan la interacción humana. Algunas ciudades europeas como París, Barcelona y Copenhague son famosas por su transitabilidad peatonal, el limitado acceso vehicular y sus bajos edificios, lo cual fomenta un ambiente social que influye en el bienestar de las personas.

Generalmente, los programas que tienen los gobiernos u otras instituciones para beneficiar la salud y bienestar de las personas son de acción individual, es decir, se promueven adecuados hábitos alimenticios, la actividad física y que se eviten las condiciones de riesgo; no obstante, estas intervenciones poco consideran el ambiente (Stokols, 1992); es decir, donde se hará la actividad física, la disposición de alimento en la zona de trabajo o vivienda o simplemente el contexto particular y social de las personas. En una intervención que pretendía incidir en los índices de obesidad en jóvenes británicos, se observó que el motivo por el cual los jóvenes optaban por comer comida rápida con mayor frecuencia era porque había pocos espacios designados para el esparcimiento, así que los jóvenes optaban por ir al McDonald’s más cercano para convivir, además, la disposición espacial de estos establecimientos de comida rápida cerca de las paradas de autobuses y los bajos costos, facilitaban el consumo de este tipo de comida (Gehl, 2019).

Entrevista a adolescente británico.

Es por lo anterior, que en la planeación y desarrollo urbano no debe dejarse de lado la visión de disciplinas como la psicología ambiental; modificar un ambiente puede ser una tarea común para un arquitecto o urbanista, pero para las personas tiene un mayor impacto que no puede ser tomado a la ligera. Debido al crecimiento poblacional, muchas empresas en bienes raíces han intensificado su labor en la construcción de vivienda, y parece que el desarrollo de las ciudades está en manos de estas empresas, las cuales dejan de lado en muchas ocasiones las necesidades de la mayor parte de la población, beneficiando a unos cuantos. Es por eso, que cuando se trata de planeación urbana, la dirección de intervención debe cambiar, es decir, iniciar desde el usuario, indagar en sus necesidades y aspiraciones; dejar de lado el desarrollo de las ciudades pensado desde el gobierno y las empresas, donde los beneficios los recibe un mínimo porcentaje de la población.

 

Fuentes


[1] Dalsgaard, A. (Dirección). (2012). The Human Scale [Película].

 

[2] Gehl. (2019). Gehl People. Obtenido de Gehl Projects: https://gehlpeople.com/work/projects/

 

[3] Handy, S., Boarnet, M., Ewing, R., & Killinsworth, R. (2002). How the Built Environment Affects Physical Activity. American Journal of Preventive Medicine, 65-73.

 

[4] INEGI. (2020). Datos. México: INEGI.

 

[5] Stokols, D. (1992). Establishing and Maintaining Healthy Environments . APA, 6-22.

 

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