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Sergio Campos Espinosa de los Monteros

 

Hablar de una psicología ambiental inicialmente lleva a pensar en una disciplina “verde”, y es cierto, esta disciplina tiene puntuales intereses en el tratado de temas ambientales como lo son la conducta pro-ambiental, valores, normas y emociones ambientales, conservación de reservas naturales, implementación de programas ambientales, la educación ambiental y muchos otros temas que buscan el cuidado y mejora del ambiente. No obstante, el termino ambiental no se reduce a lo “verde”, los ambientes construidos entran en juego postulándose como la otra cara que nos presenta esta psicología del ambiente.

Robert Gifford en su artículo “Enviromental Psychology Matters” hace referencia a que el ser humano está inmerso todo el tiempo en un ambiente, llámese hogar, oficina, escuela, calle, parque; el punto fundamental de este planteamiento es que el ambiente y los humanos somos inherentes, el efecto que tenemos nosotros en el ambiente y el impacto que este tiene en nosotros importa, por eso, la psicología ambiental importa. En la psicología ambiental, se logra capturar esa variable que muchas veces estuvo perdida en la psicología: el ambiente.

Existen muchas definiciones de psicología ambiental, de las cuales puede destacar la realizada por Aragonés y Amérigo (2002), estos autores definen que la psicología ambiental es la disciplina que estudia las relaciones reciprocas entre la conducta de las personas y el ambiente socio-físico tanto natural como construido. Existen al menos dos características importantes que se deben tomar en cuenta para estudiar la relación entre las personas y el ambiente.

Primera, que esta relación es dinámica, es decir, se moldea constantemente a través del tiempo y no es estática. Por ejemplo, la actual pandemia iniciada en el 2019 ha forzado a que las personas presten mayor atención a sus alrededores: el hogar, la oficina, los centros comerciales, restaurantes, entre muchos otros; el confinamiento y el distanciamiento social ha propiciado que priorice la atención al lugar donde vivimos: la decoración, la comodidad, la monotonía, y otras cosas que nos hagan sentir constantemente estimulados y cómodos. Además, de intentar obtener mayor privacidad y distancia de otras personas en diferentes lugares: mayor espacio entre las mesas de un restaurante, mayor espacio entre lugares de trabajo, mejorar la ventilación, y otras medidas que garanticen la seguridad y disminuyan el riesgo de contagio. En otras palabras, la relación que hoy en día tenemos con el ambiente no es la misma que se tenía antes iniciar la pandemia causada por el COVID-19, y esta seguirá cambiando a través del tiempo.

Salón de clases, antes

Y segunda, esta relación es reciproca y no existen protagonismos dentro de esta. Por ejemplo, en la Ciudad de México antes del 2010 la cantidad de ciclovías era mínima, de hecho, usar bicicleta para transportarte por la ciudad era una opción poco viable. Sin embargo, en 2010 se implementó eco-bici como un accesible medio de transporte, y con ello, la idea de construir un mayor número de ciclovías.

Hoy en día, la Secretaría del Medio ambiente (SEDEMA) reporta que existen al menos 170.11 km de ciclovías, cuando en 2009 únicamente existían 60 km; aunque el objetivo de 2010 era construir al menos 300 km de ciclovías, claramente se puede observar un cambio significativo en el ambiente que produce una modificación en el comportamiento de las personas en el uso de bicicletas. Actualmente, es común en la ciudad ver a personas usando bicicletas para transportarse al trabajo, escuela o algún otro lado; claramente, esto no hubiera sido posible sin la modificación ambiental que suscitó la CDMX.

Como Winston Churchill exclamó: “We shape our buildings and afterwards our buildings shape us”.

Salón de clases, después

La psicología ambiental es un puente intermediario entre las personas y el ambiente; la arquitectura, el urbanismo y el diseño, por ejemplo, en muchas ocasiones priorizan la estética y el arte de diseñar un proyecto, olvidando al usuario o las personas que hacen uso de este. Por otro lado, la psicología priorizó, por mucho tiempo, a la persona y su comportamiento. La psicología ambiental cierra esta brecha entre diferentes disciplinas con el fin de que ambas partes sean escuchadas y se mantenga una mejor relación entre las personas y el ambiente, llámese natural o construido.

Dentro de la disciplina, se abordan temas como: la territorialidad, el hacinamiento, el espacio defendible, la percepción espacial, los mapas cognitivos, el significado de lugar, el estrés ambiental, ruido, iluminación, delincuencia, sentido de comunidad, restauración psicológica, sustentabilidad, comportamiento proambiental, calentamiento global, entre muchos otros tópicos, que tiene como objetivo resolver problemas que surgen en la interacción de las personas con su ambiente.

Finalmente, es necesario señalar que la psicología ambiental no rivaliza con ninguna disciplina, por el contrario, busca el trabajo interdisciplinario con otras áreas de conocimiento que ayude a comprender más a fondo los fenómenos del día a día.

 


Fuentes

[1] https://unamglobal.unam.mx/impulsa-calentamiento-global-crisis-ambiental

 

[2] https://lopezdoriga.com/nacional/las-10-ciclovias-confinadas-de-la-ciudad-de-mexico

 

[3] Aragonés, J. I., & Amérigo , M. (2002). Psicología Ambiental. Madrid : Ediciones Pirámide.

 

[4] Gehl. (2008). Gehl Projects. Obtenido de Gehlpeople: https://gehlpeople.com/projects/mexico-city-mexico/

 

[5] Gifford, R. (2013). Environmental Psychology Matters. Annual Review of Psychology, 39.

 

[6] SEDEMA. (2019). Mapa de Infraestructura y Equipamento Ciclista. CDMX: SEDEMA.

 

 

 

 

 

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