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Polémica por libre, incómoda por permanecer leal a sus ideas, Tina Modotti fue una mujer que, a través de sus fotografías, le brindó a México una visión sensible y profunda de la época que le tocó vivir.

A unos días del aniversario de su nacimiento y con motivo del Día de la Fotografía, hablaremos de Tinísima y la relación que, de una u otra manera, estableció con la Arquitectura.

 

Vista de los tejados, 1924

Vista de los tejados, 1924

Tina Modotti

Relectura persiguiendo la Arquitectura

 

Fernanda Escárcega Ch.

 

Nacida en Italia, en una ciudad cerca de la frontera norte con Austria, Assunta Adelaide Luigia Modotti Saltarini creció en una familia pobre que, empujada por la estrechez económica y la persecución política a las ideas socialistas del padre, se organizó para migrar en busca de una vida mejor.

Giuseppe Modotti, de oficio mecánico, viajó a Estados Unidos y se asentó en San Francisco. Dólar a dólar, el dinero se ahorró para ir comprando los pasajes de toda la familia. A Tina le tocó cruzar el océano cuando tenía 17 años. En 1913, el viaje se hacía en barco de vapor, partiendo de Génova y llegando a la isla de Ellis.

Su familia se había establecido en San Francisco dentro de una comunidad de italianos. Ella llegó directo a trabajar: cajera, mensajera, costurera, modelo y, en ratos libres, voluntaria en el Comité Italiano de Ayuda y en la Cruz Roja Italiana.

Cerca de 1918, casada con Roubaix de L’Abrie Richey, “Robo”, poeta canadiense de origen francés, se muda a Los Ángeles donde comienza una breve trayectoria como actriz. Es en esa ciudad donde se acerca al círculo bohemio de artistas e intelectuales entre los que se encontraba un personaje que será decisivo en su vida: el fotógrafo Edward Weston.

 

Arco y patio de un convento, 1924

 

Por aquella época, en Estados Unidos, el incremento de las fuerzas capitalistas, la moral judeocristiana y los valores que surgían de la fusión de estos, generó una presión sobre cualquiera que propusiera algo distinto. Fue así que parte del círculo del arte encontró en México un destino de libertad. En nuestro país, la reciente revolución había defendido la protección del campo y de sus habitantes; Álvaro Obregón impulsaba la apertura y florecimiento cultural y, al mando de Vasconcelos, el arte y la educación se volvieron medios de construcción de una nueva identidad mexicana.

Tras la muerte de Robo a causa de la viruela, ella llega a México y fascinada por la riqueza cultural, decide quedarse. Poco tiempo después, Edward Weston viene también y –en un primer momento acotada a una relación de pareja/maestro-aprendiz– comienza el camino de Tina Modotti como fotógrafa.

Aunque su trabajo más reconocido tiene que ver con sus recorridos por el México rural, las desigualdades y al compromiso social que asumió –muy de la mano de grandes artistas de la época–, Tina también tuvo ciertos acercamientos a la Arquitectura.

 

I. Abstracción:
Puertas, 1925

Puertas, 1925

En su etapa más temprana, aún dentro de los límites que le significaba el estilo de Weston, la forma se vuelve el elemento rector de sus fotos. Si bien hay algo del elemento humano que se asoma, sus composiciones se fijan en la luz, en las líneas y los volúmenes. De ahí que haya encontrado en las edificaciones el espacio para experimentar con planos, encuadres y texturas.

 

II. Modernización de la nación:
Tras su emancipación de las líneas de su maestro, Tina dio rienda suelta a las fotografías del México rural. Algunas veces con más denuncia que otras, su lente la llevó a recorrer el país. Su acercamiento a las poblaciones campesinas la llevó también a notar el contraste con las ciudades. En una época en que la modernidad y el desarrollo industrial se emprendieron como planes de gobierno, Tina también se ocupó del andamiaje con el que se estaba construyendo el país.

 

III. Muralismo:

Cables telefónicos, 1925

Como fotógrafa oficial de la revista Mexican Folkways, Modotti se volvió especialista en el registro de Murales. Con un ojo que lograba enfatizar la obra mediante los elementos arquitectónicos que la enmarcaban, su trabajo atrajo el interés de Diego Rivera, Jean Charlot y Clemente Orozco. Todos ellos preocupados por contar con buenas fotografías que llevaran su trabajo a galerías y museos extranjeros.

 

IV. La Bauhaus:
Las convicciones políticas y el activismo de Tina le ganaron la expulsión de México alrededor de 1930. Considerada persona non grata para muchos países, la fotógrafa encontró refugio en Holanda y Alemania. Estando en Berlín, sin contar con un nombre ni muchas opciones de vida, intenta ingresar al mundo del arte y se acerca por medio de fotógrafos y diseñadores de la Bauhaus. Su intento no prospera.

 

En 1939, Lázaro Cárdenas toma una postura diplomática que le permite a Tina volver a México. Con un espíritu artístico minado por el deambular y sin muchos lazos que la sostuvieran, deja la cámara.

Es una noche, curiosamente luego de una reunión en casa de Hannes Meyer –arquitecto de la Bauhaus que había sido invitado a trabajar en México– que Tina muere en el asiento de atrás de un taxi.

 

Edificio de la Secretaría de Salud (ca. 1928)

 

El valor de su trabajo se sostiene en el puente entre la estética y su lucha. Su ingreso a los círculos del arte se lo valió la inteligencia y sensibilidad que demostraba en su conversación. Supo entablar redes con personas tan talentosas como valientes. Diego Rivera, Frida Kahlo, Manuel y Lola Álvarez Bravo, ellos y otros más contaron entre sus amistades. Hoy, su obra está repartida en archivos de todo el mundo y, quizás más vigente que en su momento, nos da una mirada única de la identidad –pasada y presente– del país.

 

 

 

 

Fuente:
Óscar Colorado Nates (2014) Tina Modotti leyendo a la leyenda, revisado en agosto de 2023 en: https://oscarenfotos.com/2014/03/29/tina-modotti-leyendo-la-leyenda/

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