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Fernanda Escárcega Ch.

 

Recientemente se cumplieron los 53 años de la terrible Matanza de Tlatelolco. Aunque ese suceso, el terremoto de 1985 y las épocas colonial y prehispánica han conformado un aura mítica alrededor del espacio, la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco sigue siendo un lugar vivo que guarda un gran valor social, arquitectónico y urbano, pero también estético y cultural.

 

Para esta entrada platicamos con Erik López, arquitecto y artista, que en 2020 publicó Tlatelolco Ciudad Museo, libro que conjunta una primera etapa de su trabajo, consistente por mostrar y explicar la diversidad arquitectónica, cultural, social e histórica que existe dentro del conjunto urbano y que sirve para redescubrir su territorio y resaltar la importancia del patrimonio tangible e intangible que alberga este “museo al aire libre”.

Paisajes de Tlatelolco | Erik López

F: Cuéntame más sobre tu proyecto, ¿cómo llegaste de la idea al libro?

E: Es un proyecto que inicié hace aproximadamente dos años y medio. No soy habitante de Tlatelolco, pero empecé a frecuentarlo por temas de trabajo. En 2016 y 2017 diseñé la museografía de un par de exposiciones en el Centro Cultural Universitario. Entonces empecé a notar las piezas de arte repartidas por el espacio. Después en 2018, formé parte de un seminario en la Unidad de Vinculación Artística (UVA). El común de las sesiones fueron salidas a derivar por Tlatelolco. Así descubrí que había obras no solo en el área que yo había visitado sino en las tres secciones. Como entrega final de ese seminario hice un collage con mis piezas favoritas, algunas permanentes y otras efímeras, titulado “Auto-museo Tlatelolco: guía libre para el visitante”.

Durante año y medio más seguí visitando Tlatelolco y con mi cámara registré las piezas de arte y las vistas que más me llamaban la atención. Cuando llegó la pandemia pensé en hacer un libro que mostrara esas piezas y que abriera la alternativa de Tlatelolco como lugar de contenidos culturales. Como espacio al aire libre, con mucha vegetación y mucho que ver era el museo ideal para la ciudad. Obtuve una beca del Patronato de Arte Contemporáneo (PAC) y con eso pude publicar el libro.

Paisajes de Tlatelolco | Erik López

F: Para Mario Pani y los otros arquitectos involucrados en el diseño de la Unidad Habitacional, uno de los objetivos fue construir una ciudad dentro de la ciudad. A partir de tu acercamiento, ¿sientes que haya sucedido?, ¿Tlatelolco es una ciudad distinta?

E: Sí, yo creo que sí. Es otro mundo. Se distingue sobre todo de las colonias que hay alrededor. La Guerrero, la Lagunilla, la Bondojito, todas éstas son más populares, surgieron sin planeación, más de la autoconstrucción y eso marca un gran contraste. Y, aun cuando Tlatelolco ha sufrido daños a través de la historia y se nota el paso del tiempo, todavía sigue pareciendo esa ciudad que se vio como el futuro en el pasado. Se mantiene como una especie de ruina habitada.

Por otro lado, en los recorridos que he hecho y en las pláticas con los vecinos he notado que los habitantes están muy orgullosos de ser de ahí. Pocas partes de la ciudad generan tanto orgullo, quizá Tepito, el Centro o Neza. Pero el habitante de Tlatelolco tiene un arraigo muy particular, tal vez por todo lo que sus capas históricas guardan.

 

F: Pensando en el arraigo de los habitantes y en la concentración de diferentes épocas y hechos históricos y sociales, ¿por qué crees que Tlatelolco llegó a ser lo que es?, ¿por qué ahí y de esa forma particular?

E: Primero porque la unidad habitacional fue, en los 60, parte de un plan maestro para quitar el que llamaron cinturón de tugurios. Querían hacer una franja moderna alrededor del Centro para potenciar la ciudad como ciudad global. Eso fue fundamental. En cuanto a los sucesos y la historia, hay zonas que se han cargado de ciertos mitos de la época mesoamericana. Aquí se consumó la conquista. La gente de Tenochtitlán fue a Tlatelolco a resguardarse antes de ser conquistados, fue el último bastión. Es un lugar que aún carga con ese peso. Luego vinieron los hechos más recientes, la matanza de estudiantes en el 68 y el terremoto del 85.

También creo que tiene que ver con su ubicación. La cercanía al Centro. Tlatelolco está fuera pero cerca. En la época colonial, por ejemplo, marcaba el fin de la ciudad, la frontera. Y así, por muchos años, fue periferia.

Finalmente, una cosa que le esuché a Adrián Román en un recorrido que hicimos, es que, a diferencia de Tenochtitlán, que perdió el nombre –por Centro histórico o Zócalo–, Tlatelolco se sigue llamando Tlatelolco, ha mantenido el nombre y esto es algo muy fuerte.

2da Sección. NICANDRO PUENTE, 1985 Sismo y resurrección | Erik López

F: Se ha estudiado y escrito mucho de la arquitectura del conjunto pero, tú que te has enfocado más a su valor artístico, ¿qué tanto consideras que lo perciban los habitantes? y ¿los visitantes?

E: Algunos sí lo valoran, otros no. La época mesoamericana, la colonia y la modernidad se observan en su arquitectura, pero no solo allí, también en las manifestaciones artísticas que en la unidad han tenido lugar. Sin embargo, como eso no ha sido tan reconocido, quise resaltarlo. Lo que me movió a hacer el proyecto fue, por un lado, reunir las piezas –piezas que van desde que se inauguró, en el 64, hasta la fecha– y, por otro, evidenciar el desuso y la falta de mantenimiento que tienen la mayoría de las obras de arte.

Reuniendo las piezas, dando información sobre ellas en una misma publicación, éstas se potencian y se ordenan como parte de un recorrido. Por eso traté de manejar una especie de cedulario con el nombre de la pieza, el nombre del autor, la fecha y su ubicación. Hay poco texto. Invité a 5 personas a escribir entre cada capítulo, personas que fueron importantes en el proceso del libro: Julio García Murillo, Isaac Torres, Sofía Carrillo, David Miranda, Cristian del Castillo.

 

F: ¿Tienes alguna pieza favorita?

E: Tengo varias. Una acción efímera del colectivo Tercerunquinto llamada “Desmantelamiento y reinstalación del escudo nacional” que, en 2008, hizo evidente la ausencia del Estado durante los hechos sucedidos el 2 de octubre de 1968. También la intervención del artista Retna en el edificio Cuauhtemoc, “Escaleras al sol” (2017). Me gusta que la firma de Retna, que es un artista contemporáneo super mediático, igual esté en Tlatelolco que en la portada de un disco de Justin Bieber o en una tienda de Chanel en Nueva York. Como intervenciones que ya no puedo fotografiar pero que tuvieron lugar ahí, cuento la pieza de David Miranda, “Use vías alternas a su desilusión” (2016), que consistió en colgar una manta de un puente peatonal con la leyenda del título. El mural de Carlos Mérida “Motivos Tlatelolcas” (1964) me gusta, pero lo considero con el edificio entero, con la idea de integración plástica que tenía Mario Pani, con el principio de que, para los espacios habitables, no se trataba de hacer solo arquitectura sino también arte.

 

F: Una de las preguntas que hace tu libro, o el proyecto mismo, es ¿cuál es el futuro de Tlatelolco como contenedor de un importante patrimonio cultural para la Ciudad de México?

E: Sí. Con el proyecto busqué de cierta manera dejar atrás el pasado y ver qué posibilidades tiene Tlatelolco hacia el futuro. Mi punto de partida es: ya sucedieron todas esas cosas, sí son importantes, son parte de nuestra historia pero eso no es lo único que define a Tlatelolco. Porque no es un lugar abandonado, no es un cementerio, la gente sigue viviendo ahí, hay muchos visitantes. Y las generaciones de habitantes están renovándose. Creo que, además de recordar los hechos que lo han marcado, hay posibilidades de pensar qué más puede ser.

 

F: ¿Tú Has seguido desarrollando proyectos en el lugar?

E: Actualmente estamos haciendo otra exposición que inaugura a finales de octubre. Una nueva sala, Xaltilolli, en el Centro Cultural, con la idea de confrontar temporalidades a partir del arte. Arte mesoamericano frente a arte moderno y colonial. Todas juntas en una sala, viéndose a sí mismas, para problematizar y hablar de Tlatelolco, de todas sus temporalidades. Tlatelolco es eso, una capa viva de temporalidades.

Y, con el libro, quiero hacer una nueva edición incluyendo una serie de murales que se están empezando a hacer en estas fechas.

 

LADO A Collage | Erik López

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